El rendimiento de un caballo está condicionado por factores genéticos, sanitarios, nutricionales y de manejo. Los requerimientos nutricionales de los caballos se basan en las necesidades de proteínas, energía, vitaminas, minerales y agua. Los requerimientos diarios varían según la edad, el tamaño, la disciplina y el estado reproductivo del caballo. Los potros en crecimiento ingieren pequeñas cantidades de alimento, pero requieren más proteínas, energía, calcio y fósforo que los caballos adultos. Los caballos en entrenamiento intenso requieren mucha más energía, pero sólo un poco más de proteína que los caballos en mantenimiento. Las yeguas gestantes requieren un ligero incremento de proteínas, calcio y fósforo en el último tercio de la gestación. Cuando la yegua tiene el potro sus necesidades se duplican. Se requieren aumentos en calcio y fósforo en la yegua lactante y en el potro en crecimiento para facilitar el crecimiento óseo.

Los suplementos formulados en base a las recomendaciones nutricionales del National Research Council de EE.UU., proporcionan todas las vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales que un caballo precisa para una salud óptima, ayudan a potenciar el nivel energético, la inmunidad y el metabolismo. Además, combaten las carencias nutricionales asociadas a una ingesta insuficiente o a un aumento de las necesidades del organismo.

El aporte de vitaminas en las proporciones adecuadas y equilibradas, es esencial para un buen funcionamiento de órganos y sistemas.

• La vitamina A contribuye al metabolismo normal del hierro, al mantenimiento de barreras de protección natural como la piel y las mucosas, al funcionamiento normal del sistema inmunitario y a un correcto mantenimiento de la visión.
• Las vitaminas del grupo B tienen efectos neuroprotectores, propiedades antioxidantes y son esenciales para la síntesis de hemoglobina y glóbulos rojos. La vitamina B1 estimula el apetito; la B6 contribuye al óptimo desarrollo óseo y muscular. La Biotina (B7) es esencial para la buena salud de la piel y el pelo. Las vitaminas B1, B2, B3 y B5 intervienen en los procesos metabólicos que transforman los nutrientes en energía.
• La vitamina C tiene un alto poder antioxidante, neutraliza los radicales libres y ayuda a prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento, el estrés celular y la degeneración de las articulaciones. También apoya la función del sistema inmunitario.
• La vitamina D3 contribuye a la salud ósea, dental y muscular y al óptimo funcionamiento del sistema inmunitario.
• La vitamina E es un potente antioxidante, evita el daño en las membranas celulares y protege los tejidos de los radicales libres. Además, potencia el sistema inmunitario.

Los caballos tienen un mayor riesgo de deficiencia de antioxidantes, en parte porque a menudo dependen del heno en vez del forraje, como base de la dieta. Por ejemplo, para obtener vitamina A los caballos necesitan beta caroteno, el cual se pierde rápidamente tras cortar el heno, igual que la mayor parte de la vitamina E y otros antioxidantes.

Lisina, Metionina y Treonina son tres aminoácidos esenciales que deben ser administrados en la dieta, ya que el caballo es incapaz de sintetizarlo. Además, Lisina y Metionina son los aminoácidos de los que más carecen las dietas equinas. La carencia de estos limita la capacidad del caballo para producir proteínas. La Metionina es vital para la salud de los cascos, piel y pelo, y desarrolla una acción hepatoprotectora que ayuda a mejorar la funcionalidad hepática en caballos de edad avanzada o sometidos a tratamientos farmacológicos intensos o prolongados. Además, la Metionina es necesaria para la síntesis de otros aminoácidos como la Cistina. La Lisina promueve la salud osea y la función inmune. La Treonina participa, entre otras funciones, en el desarrollo de la masa muscular.

Para una nutrición completa la mayoría de los investigadores señalan a los niveles de minerales en la dieta y su equilibrio como un factor clave para que la cría, el crecimiento y la salud de los caballos sea satisfactoria.

• Calcio y Fósforo intervienen en la formación y el metabolismo de huesos y dientes. El Calcio interviene también en la transmisión de los impulsos nerviosos, la contracción muscular y la coagulación, y su correcto aporte es esencial en fases de crecimiento y en hembras gestantes y lactantes.
• Sodio y Potasio son esenciales para el correcto funcionamiento celular, e intervienen en el metabolismo energético. El Potasio está implicado en el correcto funcionamiento cardíaco.
• El Magnesio interviene en la conducción nerviosa y las contracciones musculares. Su déficit puede dar lugar a la aparición de trastornos neurológicos.
• Hierro, Cobre y Cobalto son esenciales para la síntesis de hemoglobina y glóbulos rojos. El Cobre también interviene en la síntesis de colágeno y mielina.
• El Zinc es indispensable para la síntesis de colágeno y queratina. A nivel cutáneo, participa en procesos de cicatrización, reparación del tejido conectivo, inflamación y crecimiento celular. Un correcto aporte permite mantener la integridad de la piel y la calidad del pelaje.
• El Manganeso participa en el funcionamiento celular. También es esencial para la formación de colágeno, mucopolisacáridos y proteoglicanos, los principales componentes estructurales del cartílago, ligamentos y del líquido sinovial.
• El Selenio es un potente antioxidante, como tal, minimiza los daños causados por los radicales libres que se producen en situaciones de envejecimiento, intensa actividad física o enfermedades inflamatorias, y estimula la funcionalidad del sistema inmunitario.
• El Yodo interviene en el metabolismo de las hormonas tiroideas y permite su síntesis.

Los multivitamínicos completos y equilibrados se recomiendan especialmente en caballos deportistas y/o muy activos con elevadas necesidades nutricionales; para aumentar el apetito y la actividad en caballos decaídos, apáticos o inapetentes; para fortalecer las defensas en caballos estresados, enfermos o en fase de recuperación; para problemas dermatológicos como la “Dermatitis Estival” y cambios de pelo; para un óptimo desarrollo óseo en potros en crecimiento; para mejorar el desarrollo del feto y apoyar la lactancia en hembras gestantes y lactantes; y en caballos de edad avanzada.

Noelia Zamorano, Veterinaria.